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COMUNITAT DE JESÚS – EL CARISMA DE PERE VILAPLANA
(Reflexión - conclusión del curso 2005-2006)
1.-LA COMUNITAT: UNA VIDA SEGÚN EL EVANGELIO
a.-La experiencia de Jesús ha marcado la vida de Comunidad: Jesús es fundamento de aquello que vivimos y somos. Él nos ha acompañado en medio de la debilidad y es luz que guía nuestros pasos.
b.-Jesús nos une como vínculo incontestable. La intensidad, los tiempos y las personas encuentran su punto de unión en el Evangelio del Señor resucitado. Cristo, ayer, hoy y siempre.
c.-Vivir el Evangelio es un objetivo que se extiende a la vida de cada cual y a la vida de la Comunitat en su conjunto. Queremos transparentar el amor del Señor para que se encarne en cualquier parte de la tierra. La Comunitat de Jesús se una comunidad de laicos que pretende vivir y comunicar el Evangelio en el amor y en la amistad fraterna.
d.-La oración es la primera obra de la Comunitat, es el alimento fundamental. Nos comprometemos a hacer de la Palabra y de la Eucaristía un pan que comemos con agradecimiento, personalmente y comunitariamente. La oración semanal y el retiro mensual de cada hogar y los retiros generales y la celebración de la Pascua anuales son momentos centrales de nuestra vida fraterna. También lo es la Eucaristía de cada domingo.
2.-LA AMISTAD, ALMA DE LA COMUNITAT
a.-La amistad es el amor gratuito por el cual nos son dados unos hermanos. Viene del Señor, y va más allá de las afinidades y de los voluntarismos: cada hermano es un hermano, miembro de la «familia de Dios». Jesús es el centro de nuestra amistad.
b.-La amistad se expresa de muchas maneras, pero queda el hecho básico que somos una fraternidad. Es decir una comunidad de hermanos. La amistad es sintonía y cuidado del otro, se fomenta desde la búsqueda del contacto personal y la preocupación por el hermano. La distancia y la frialdad debilitan la amistad, pero el peor enemigo es la crítica del hermano (que se debe distinguir de la corrección fraterna).
c.-La amistad crece cuando hay proyectos comunes que unen y esperanzan. De hecho, la amistad nos lleva a comunicar el Evangelio, a estar abiertos a quienes llaman a la puerta, más allá de la instalación y del pecado de cada cual. Hay muchas personas que esperan nuestra amistad.
d.-Hace falta recuperar el espacio de la “revisión de vida”, como núcleo de amistad que Pere fomentó y que tantos frutos ha dado. Los encuentros semanales han de incluir, además de la oración un espacio de acompañamiento mutuo, un espacio para compartir y revisar la vida a partir del Evangelio, en el cual la amistad y el apoyo fraterno brillen con luz propia. Este espacio debe poder llegar a todo el mundo.
3.-VIVIR A FONDO EL CARISMA DE PERE
a.-La persona de Jesús empuja a la calidez (él es el Amigo), a un estilo de vida (él es el Maestro) y a una vida concreta dentro una comunidad de hermanos (él es el Señor)
b.-Comunidad y persona son dos realidades que se deben vivir conjuntamente. De lo contrario caemos en la afirmación vana de nosotros mismos. Nos ponemos libremente a disposición de los hermanos para que el amor mutuo fecunde la vida de todos.
c.-La fidelidad y el arraigo al carisma de Pere quiere decir que nos dejamos guiar por el Evangelio tal y como Pere lo explicó y nos lo comunicó. La exigencia comunitaria es siempre amorosa y no parte de la imposición sino del amor que el Señor ha derramado en nuestros corazones.
d.-Hace falta conservar y revitalizar el carisma de Pere. De esto se encargará un pequeño grupo de personas que harán el Servicio de la Palabra. El retiro mensual se nutrirá de un texto que hermanará lectura de Evangelio y actualización del carisma de Pere.
4.-UNA COMUNIDAD DE LAICOS ABIERTA AL MUNDO
a.-La Comunitat es Iglesia y porque es Iglesia hay una comunión de corazón con toda la Iglesia, extendida de levante hasta poniente. Vivimos como propias las esperanzas y las dificultades, las alegrías y las necesidades de la Iglesia y del mundo entero.
b.-La comunidad la forman un grupo de discípulos, hombres y mujeres, a quienes el Señor ha llamado para que estuvieran con Él y para enviarlos en misión: el anuncio del Evangelio. Los estados de vida son diversos, pero nos reencontramos todos en un reto que nos iguala: vivir la santidad, es decir vencer los miedos y la hipocresía, compartir la vida con fe y con alegría, hacer presente el Evangelio, vivir la fecundidad de Nazaret... Valoramos especialmente la complementariedad de las diferentes vocaciones, realidades y opciones que la Comunitat acoge en un plano de igualdad, con el anhelo sincero de crecimiento en la intensidad de las mismas. Igualmente valoramos el celibato y el don del sacerdocio ministerial que el Señor ha hecho a algunos de los hermanos.
c.-Convivir y compartir los dones enriquece extraordinariamente. El enriquecimiento mutuo pasa por la amistad concreta, los proyectos compartidos, la oración y sobre todo por el afecto fraterno.
d.-Queremos vivir la riqueza de vocaciones que hay dentro la comunidad sin contraposiciones. Queremos ayudarnos a crecer como discípulos de Jesús, amándonos de verdad. Queremos que todo se haga en el amor, más allá de cualquier distanciamiento.
5.-LA MISIÓN COMO COMPROMISO COMUNITARIO
a.-La primera definición de una comunidad de laicos es encarnarse en el mundo. La Comunitat debe ser, por tanto, cuna de compromisos ante las grandes necesidades que sacuden la humanidad. No queremos vivir de manera endogámica. Queremos tener ojos y oídos que escuchen y miren según el Evangelio.
b.-La misión es la manera como la comunidad crece. Sin misión seríamos un grupo que iría languideciendo. La base es aquel “mirad como se quieren”. Efectivamente, el amor a Dios y al hermano son fuente de generosidad. Por esto, todo se debe hacer desde un corazón disponible y sin querer pasar cuentas.
c.-Salir a los caminos y a las plazas significa ir a encontrar a los pobres que nos esperan. El punto de inicio es la conmoción, el movimiento profundo de corazón que hizo que el samaritano se parara a orillas del camino.
d.-Hace falta concretar los caminos comunitarios de esta opción preferencial por los pobres. De hecho, estos caminos serán el resultado de la mirada amorosa de cada uno. Tarrés ha sido el proyecto más visible de acogida que hemos llevado a cabo hasta ahora. Es necesario potenciarlo todavía más. Al mismo tiempo, hay que impulsar el trabajo de acogida de jóvenes. Estamos seguros que el Espíritu impulsará nuevos servicios comunitarios con los pobres que tenemos cerca y con los que están lejos.