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de Eric – Año Común
Empiezo presentándome: Aunque estoy en la Fraternidad desde hace cuatro años, es la primera vez que escribo un diario. Me llamo Eric, procedo de África del Sur, tengo 32 años. Tras haber hecho mi postulantado en la Isla Mauricio, fui a Aubagne (Francia) para el noviciado y después a Lille, que está también en Francia, para los estudios. Hace seis meses que me puse de camino hacia Spello en Italia para unirme a otros catorce hermanos y hacer el “año común”. Este tiempo pasado juntos ha sido pensado para conocernos mejor y para profundizar en todo lo que conforma nuestro patrimonio común. También tenemos en nosotros interrogantes a partir de nuestra vida y de nuestras diversas fraternidades. Tengo la impresión de haber vivido toda una vida en los seis meses que ya han pasado, al haber pasado tantas cosas entre nosotros, con los otros, en mí…
Somos de once nacionalidades. Nueve somos Hermanos de Jesús y seis son Hermanos del Evangelio. Todos estamos, más o menos, en la misma etapa de formación, es decir, en medio de los estudios. Os imagináis pues la diversidad de este grupo. Efectivamente, una de las primeras cosas que me interrogó fue las diferencias entre nosotros y cómo las acojo. ¿Cómo acojo a mi hermano que es tan diferente de mí? Termino este tiempo con la esperanza de ser más realista respecto a la diferencia y también lleno de gratitud por la riqueza de nuestras diferencias y por todo lo que nos une.
Los hermanos del Año Común
Hemos sido acogidos en Spello en dos ermitas y en una casa del pueblo de Collepino. Están dispersas alrededor de la fraternidad de los Hermanos del Evangelio. Ellos han sido realmente de gran ayuda y nos han dejado entrar en su vida, incluso hasta compartir con nosotros sus relaciones. Gracias a Yves, Franco y Gabriele.
Esto conforma una realidad bastante especial. Estamos aislados de la ciudad de Foligno e incluso de Spello. Tenemos algunos contactos con la gente de la aldea de Collepino, con las familias del valle e incluso de más lejos, pero la mayor parte de nuestra vida se desarrolla en una vida fraterna muy intensa entre nosotros, lo que nos permite conocernos bien, que es una de las finalidades de este año.
Dispuestos para la recogida de las aceitunas
Nuestro tiempo está ocupado fundamentalmente por sesiones de estudio que valoramos mucho. Hasta ahora se han centrado en la comunicación, el mundo de hoy, la Biblia, la vida religiosa y los temas queridos a nuestra vida: Nazaret y la memoria de las fraternidades. Estamos esperando una sesión sobre Carlos de Foucauld con Antoine Châtelard y sobre “ser hermano” con Marc Hayet. También hemos participado en la recogida de las aceitunas en el mes de noviembre que fue una ocasión privilegiada de encuentro. Las sesiones y el trabajo han estado muy bien, pero lo esencial del año común es nuestra vida comunitaria. Y cada vez que alguien está de paso nos recuerda que no somos suficientemente conscientes del aspecto sorprendente de lo que llegamos a vivir juntos, de cómo la Fraternidad es sorprendente en lo que se refiere a que hermanos tan diferentes unos de otros lleguen a vivir juntos.
Esta es la primera vez que nuestras Fraternidades emprenden un año común. Así pues estamos aprendiendo de qué se trata, cómo vivirlo y sacarle provecho. El comienzo sobre todo estuvo lleno de interrogantes y de confrontaciones con la realidad sobre el terreno. Gracias a Wolfgang, que nos acompaña, por su escucha, su flexibilidad y su humildad que nos ayuda a encontrar nuestro camino poco a poco. Gracias a la Fraternidad y sobre todo al equipo de preparación por este tiempo de gracia. Es un don no solamente por el conocimiento mutuo sino también por el conocimiento de nosotros mismos, de nuestros proyectos, de nuestros deseos.
Al final de este corto año, en el mes de junio, regreso a Lille para terminar los estudios junto con Jean François, Christophe y Ayman. Antes de marchar, en mayo, vamos a ir todos andando en peregrinación a Roma. Esta será, creo yo, una hermosa manera de clausurar este tiempo de gracia –de camino.
¡Buen camino a todos y hasta pronto!
No creo que la cima de nuestra libertad
esté en nuestra soledad sino en la Fraternidad,
y es por ella que hemos emprendido este camino