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Capítulo General de los Hermanos de Jesús
Yaúnde (Camerún) 6-30 agosto 2002
Durante el pasado mes de agosto, hemos tenido nuestro Capítulo
General- -Marc Hayet fue reelegido para el servicio de Prior General y él mismo nos comenta a grandes rasgos los temas que estuvieron tratando:
"Un Capítulo es ciertamente, ante todo, para cada uno de
los participantes, una experiencia. El Capítulo tiene, por supuesto, funciones precisas de elección, de reflexión, y de decisión, pero cada uno se marcha con el
sentimiento de haber sobre todo palpado y experimentado, durante estas semanas, la vida profunda de la Fraternidad. Esto se ha producido una vez más en el transcurso
del Capítulo de Yaunde. Los hermanos llegaban de los cuatro puntos del planeta, a menudo se veían por primera vez, o bien se volvían a encontrar después de muchos
años; pero poco a poco se fue instalando una especie de alegre sorpresa, de sentir la Fraternidad como un cuerpo vivo, por supuesto con limitaciones y también con
muchas riquezas, pero ¡sobre todo con vida! Este sentimiento se fue profundizando a medida que las regiones se iban presentando y compartiendo sus
experiencias".
Estas experiencias, sin embargo, estaban llenas de las
dificultades e inquietudes de nuestro mundo: los conflictos en todos los continentes, algunos de los cuales en los mismos lugares en que vivimos; la situación de
"los empobrecidos" que cada día se hace más difícil: la marginación creciente de trozos enteros de la humanidad, etc. Y también las dificultades e
inquietudes de la Fraternidad en estos últimos años. Hemos mirado de frente algunos aspectos de nuestra realidad: el envejecimiento de nuestro grupo, la falta de
vocaciones en muchas regiones, nuestra dispersión, etc. Todo esto estaba muy presente.
Sin embargo no es el sentimiento de inquietud lo que dominó,
sino la segundad de que hay en nuestra vocación de Fraternidad una fuente de vida, alimentada en la vida de Jesús de Nazaret y en la revelación del rostro de Dios
que El nos ha aportado: Dios nos da su vida compartiendo la nuestra en toda su profundidad y sigue caminando fielmente con nosotros; para Dios, cada persona tiene
valor, y todo esfuerzo común, individual o colectivo, hacia un mundo fraterno se integra en la construcción del Reino. ' Suscitar la vida" se nos presentó,
pues, como la respuesta que tenemos que dar a este mensaje de esperanza que nos viene por Jesús, En estos tiempos difíciles, nuestra pequeña contribución a la
vida del mundo, con la fragilidad y la modestia de nuestro grupo, es la de traducir con
nuestras actitudes esta seguridad de que Dios no ha desertado
de este mundo y que la vida es más fuerte que la muerte. "En este mundo quebrado y sufriente donde la vida hierve en todos los sentidos", como decía el
Capítulo de Taanayel (1996), queremos asociarnos a todos aquellos y a todas aquellas que están al servicio de la vida. Cada uno, con sus fuerzas puede encontrar un
medio para expresar esta esperanza.
Es bajo esta luz como hemos abordado tres temas de reflexión:
— Sobre el futuro de la Fraternidad.
— Sobre nuestro compartir la vida con los pobres.
— Sobre la vida fraterna.
En primer lugar intercambiamos en grupos pequeños, según las
"áreas culturales". Luego los secretarios de cada grupo volvieron a trabajar lo que se había dicho en los grupos y propusieron esbozos de textos que la
asamblea general debatía mas tarde- Mas que redactar documentos de síntesis, la opción del Capítulo fue de dejar ver el origen de los escritos y la diversidad de
formas de abordar los temas, según las culturas o las personas que se expresaban. Al mismo tiempo, el Capítulo afirmaba; "En estas expresiones particulares,
nos reconocemos todos y las hacemos nuestras como una expresión de lo que la Fraternidad en su conjunto quiere vivir; todos podemos beber en estas distintas
fuentes."
Esta opción se ve claramente en el primer documento:
"Vivir nuestra fragilidad desde la esperanza". En el segundo documento, "Una presencia de vida en el corazón del mundo", después de una pequeña
introducción en la que la expresión es común se encuentra la realización particular a cada área cultural. En el tercer documento, "Algunos elementos
respecto a nuestra vida fraterna", cada sección, redactada por separado, fue vuelta a trabajar en asamblea general, y el Capítulo expresó claramente que el
contenido de cada parte y el conjunto del texto traducían de manera "universal" valores comunes.
Al lado de la reflexión sobre los temas, el Capítulo ha hecho
igualmente un largo trabajo sobre las cuestiones de economato, y también discutió y adoptó la guía para la formación y el proyecto sobre las Constituciones.
Tenemos conciencia, que por supuesto nos faltó tiempo para profundizar los temas, más bien hemos abierto pistas de trabajo: esta reflexión exige un seguimiento;
algunos puntos tienen que ser precisados; a partir de nuestra experiencia local y de nuestro sentido de la vocación de la Fraternidad, tenemos que despejar criterios
que nos ayuden a situarnos. Estos textos son una invitación para cada uno, para cada región, de entrar también en la experiencia que hemos hecho, ¡El Capítulo no
es un fin en sí mismo, él abre a la vida. Con una esperanza renovada!"