«Descubrió que Jesús, venido para unirse a nosotros en nuestra humanidad, nos invita a la fraternidad universal, que vivió más tarde en el Sahara, al amor del que Cristo nos ha dado ejemplo», añadió.
«Como sacerdote --dijo--, puso la Eucaristía y el Evangelio en el centro de su existencia».
Los nuevos beatos fueron proclamados a las 10 hora local, mientras los miles de presentes en la basílica de San Pedro del Vaticano rompieron en aplausos.
El Papa también destacó la actualidad del carisma de Maria Pia Pastena que, «conquistada por el rostro de Cristo», asimiló sus sentimientos «por la humanidad desfigurada por el pecado», y fundó una congregación femenina para «propagar, reparar y restituir la imagen del dulce Jesús en las almas».
Por último, el Papa recordó a Maria Crocifissa Curcio, cuya existencia, «fue una continua oración, incluso cuando iba a servir a las personas, en particolar las muchachas pobres y necesitadas».
La misa de beatificación fue concelebrada por 65 cardenales y obispos, entre ellos el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de Roma; el cardenal Polycarp Pengo, arzobispo de Dar-es-Salam; monseñor Andre Vingtrois, arzobispo de París; monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat (Marruecos); y monseñor Maroun Elias Nimeh Lahham, obispo de Túnez.