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VIGILIA DE ORACIÓN CON OCASIÓN DE LA BEATIFICACIÓN
12-11-05
Palabras de bienvenida (a cargo del P. Abad de la Trapa)
I- «HE PERDIDO EL CORAZÓN POR ESTE JESÚS DE NAZARET»
Palabras de inicio
Hermanos y hermanas,
Nos hemos reunido esta noche en torno al Señor para darle gracias por la vida de Carlos de Foucauld que mañana será proclamado beato.
Esta noche daremos la palabra al Hermano Carlos y nos daremos tiempo para escucharlo un buen rato.
Tenemos millares de cartas del Hermano Carlos, a su familia, a sus responsables, a los amigos. La mayor parte de los textos que vamos a oír están sacados de estas cartas. Escuchémoslos como si nos los hubiera escrito a nosotros hoy, para iluminar nuestras vidas y caminar con nosotros como un hermano mayor.
Animador
A partir de su conversión, la vida de Carlos de Foucauld fue una vida de amistad con Jesús, su "Amado hermano y Señor".
Una amistad que atravesó dificultades; una amistad que se profundizó poco a poco; una amistad que tiene una historia. Esta historia se nos hará presente a través de las fotos del Hermano Carlos en distintas épocas de su vida
.Canto: Mio Dio come sei buono, come sei buono (bis) come canterò le tue misericordie.
(Que bueno eres Dios mío ¡Cómo cantar tus misericordias!)
Textos
Carta a Henri de Castries, Notre-Dame-des-Neiges, 14 de agosto1901
Querido amigo:
Escribo con la letra más pequeña que puedo para conversar largamente con usted...
Empezaré [...] por confesarme: su fe ha sido sólo sacudida; por desgracia, la mía estuvo completamente muerta durante muchos años: durante doce años viví sin ninguna fe: nada me parecía bastante probado; la misma fe con que se siguen religiones tan distintas, me parecía la condena de todas; menos que ninguna, la de mi infancia me parecía admisible, con su 1=3 que no podía resolverme a aceptar; el islamismo me gustaba mucho, con su sencillez, sencillez de dogma, sencillez de jerarquía, sencillez de moral [...] ; los filósofos no se ponen de acuerdo: estuve doce años sin negar nada y sin creer en nada, sin esperanza de la verdad, y no creyendo ni siquiera en Dios, ya que ninguna prueba me parecía bastante evidente... [...] Vivía como se puede vivir cuando la última chispa de fe se ha apagado... ¿Con qué milagro me trajo de tan lejos la misericordia infinita de Dios ? No puedo atribuirlo sino a una sola cosa, la bondad infinita de Aquél que ha dicho de Sí mismo "Él es bueno y su misericordia se extiende de generación en generación" y su Poder...
Canto: Mio Dio come sei buono, come sei buono (bis) come canterò le tue misericordie.
Mientras estaba en París, editando mi viaje a Marruecos, me encontré con personas muy inteligentes, muy virtuosas y muy cristianas; me dije - perdone mis expresiones, repito mis pensamientos en voz alta - "que tal vez esta religión no era absurda"; al mismo tiempo, una gracia interior muy fuerte me empujaba: me puse a ir a la iglesia, sin creer, solo allí me encontraba bien, y pasaba largas horas repitiendo esta extraña oración: "¡Dios mío, si existes, haz que te conozca!"... Tuve la idea de que debía informarme sobre esa religión, donde tal vez encontraría la verdad que no esperaba encontrar; y me dije que lo mejor era recibir lecciones de religión católica, como había recibido lecciones de árabe; como había buscado un buen thaleb para que me enseñara el árabe, busqué un sacerdote instruido para que me diera informaciones sobre la religión católica...
Me hablaron de un sacerdote muy distinguido, antiguo alumno de la Escuela Normal; lo encontré en su confesionario y le dije que no iba para confesarme, porque no tenía fe, pero que deseaba tener algunas informaciones sobre la religión católica... Dios, que había empezado con tanto poder la obra de mi conversión, por esta gracia interior tan fuerte que me empujaba de manera casi irresistible a la Iglesia, la terminó: el sacerdote, desconocido para mi, a quien Él me había dirigido, que unía a una gran instrucción, una virtud y una bondad mayores aún, pasó a ser mi confesor y no ha dejado de ser, en los 15 años que han pasado desde entonces, mi mejor amigo... Cuando creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer de otra manera que vivir solo para Él: mi vocación religiosa nació a la misma hora que mi fe: ¡Dios es tan grande! ¡Hay tanta diferencia entre Dios y todo lo que no es Él!...
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Al principio, la fe tuvo que vencer muchos obstáculos: yo que había dudado tanto, no lo creí todo en un día; a veces los milagros del Evangelio me parecían increíbles; otras veces quería mezclar pasajes del Corán en mis oraciones. Pero la gracia divina y los consejos de mi confesor disiparon estas nubes... Deseaba ser religioso, vivir para Dios solo, y hacer lo más perfecto, fuera lo que fuera... Mi confesor me hizo esperar tres años; yo mismo, aunque deseaba "ofrecerme delante de Dios en pura pérdida de mí", como dice Bossuet, no sabía cuál orden escoger: el Evangelio me enseñó que "el primer mandamiento es amar a Dios de todo corazón" y que había que encerrarlo todo en el amor; todos sabemos que el amor tiene por primer efecto la imitación; no me quedaba sino entrar en la Orden en que encontrara la más exacta imitación de Jesús. No me sentía hecho para imitar su vida pública en la predicación: entonces, debía imitar la vida escondida del humilde y pobre obrero de Nazaret. Me pareció que nada me ofrecía mejor esa vida que la Trapa.
Amaba con ternura la familia que Dios me había dejado; quise hacer un sacrificio para imitar a Aquél que hizo tantos, y me fui, hace casi doce años, a una Trapa de Armenia. Pasé allí seis años y medio; después deseando, para parecerme aún más a Jesús, un despojamiento más profundo y una abyección mayor, fui a Roma y obtuve del general de la Orden permiso para irme sólo a Nazaret y vivir allí de mi trabajo cotidiano, desconocido, como un obrero; estuve allí más de cuatro años, en un retiro, una soledad, un recogimiento benditos, gozando de esta pobreza y de este anonadamiento que Dios me había hecho desear tan ardientemente, para imitarle.
Hace ahora un año, volví a Francia, por consejo de mi confesor, para recibir las órdenes Sagradas; acabo de ser ordenado sacerdote y estoy haciendo lo necesario para ir a continuar en el Sahara "la vida escondida de Jesús en Nazaret", no para predicar, sino para vivir en la soledad y la pobreza, el humilde trabajo de Jesús, procurando al mismo tiempo hacer bien a las almas, no por la palabra, sino por la oración, la ofrenda del Santo Sacrificio, la penitencia, la práctica de la caridad... [...]
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: Mio Dio come sei buono, come sei buono (bis) come canterò le tue misericordie
Carta a Gabriel Tourdes, Beni-Abbés, 7 de marzo de 1902
La imitación es inseparable del amor, bien lo sabes, todo aquél que ama quiere imitar: este es el secreto de mi vida: he perdido el corazón por este Jesús de Nazaret crucificado hace 1900 años y paso la vida tratando de imitarlo en la medida que lo permite mi debilidad.
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: Dio è Amore osate vivere per amore, Dio è Amore non temete.
(Dios es Amor, atrévanse a vivir por amor. Dios es Amor, no temáis)
Notas sueltas, Nazaret 6 de junio de 1897
Sequedad y tinieblas: todo me resulta penoso: la santa comunión, las oraciones, la meditación, todo, todo, incluso decirle a Jesús que le amo... Tengo que aferrarme a la vida de fe. Si por lo menos sintiera que Jesús me ama... Pero no me lo dice nunca... Lo que me falta sobre todo, es el olvido de mí mismo y un corazón fraterno para los demás.
Carta a Luis Massignon, Tamanrasset 7 de abril de 1912
¡Alégrese! Alégrese por amor. El Amado es feliz; debemos estar contentos con su felicidad. Que nuestro corazón entre en la alegría y la paz porque Aquél a quien amamos más que a nosotros mismos vive en una felicidad y una paz infinitas perfectas, inmutables... No caiga demasiado en este fango que somos nosotros mismos; hay que hacer todos los días el examen de conciencia, pedir perdón, sufrir en nuestra infidelidad, en nuestra falta de amor, y humillarnos... Pero no debemos tener siempre los ojos puestos sobre nosotros... el amor mira a aquél que ama, el amor mira sin cesar, al amado, no puede apartar de é los ojos Y lo contempla sin fin... Ya que nuestro Amado es feliz debemos ser felices con su felicidad.
Canto: Dio è Amore osate vivere per amore, Dio è Amore non temete.
Otra carta a Luis Massignon, Tamanrasset, 15 de julio de 1916 meses antes de su muerte.
El amor no consiste en sentir que amamos, sino en querer amar, cuando queremos amar amamos, cuando queremos amar por encima de todo, amamos por encima de todo. Si sucede que caemos en una tentación, es porque el amor es demasiado débil, no es que no exista: hay que llorar, como san Pedro, arrepentirse como san Pedro, humillarse como él, pero como él decir tres veces: "Te amo, te amo, sabes que a pesar de mis debilidades y mis pecados, te amo."
En cuanto al amor que Jesús nos tiene, nos lo ha probado suficientemente para que creamos en él sin sentirlo, sentir que lo amamos y que El nos ama, sería el cielo: el cielo, salvo raros momentos y raras excepciones, no es para este mundo...
Carta a la Sra. de Bondy, Tamanrasset, 1 de diciembre de 1916, horas antes de la muerte de Carlos
Estos sufrimientos, estas inquietudes, antiguas y recientes, aceptadas con resignación, ofrecidas a Dios unidas a los dolores e intenciones de Jesús, no son la única cosa, pero si la más preciosa que Dios le ofrece para que llegue delante de Él con las manos llenas. Sin duda le parece que las tiene vacías, y me gusta esto, pero tengo la esperanza firme de que Dios no pensará como usted; le ha dado una parte muy grande de su cáliz en este mundo, y usted lo ha bebido con bastante fidelidad como para que le de también una parte muy amplia de su gloria del cielo. Nuestro anonadamiento es el medio más poderoso que tenemos para unirnos a Jesús y hacer el bien a las almas; es lo que san Juan de la Cruz repite casi en cada línea. Cuando se puede sufrir y amar, se puede mucho, se puede todo lo que es posible en este mundo: sentimos que sufrimos, no siempre sentimos que amamos, ¡y es otro gran sufrimiento! Pero sabemos que quisiéramos amar, y querer amar es amar. Nos parece que no amamos bastante; esto es verdad, nunca amaremos bastante, pero Dios, que sabe de qué barro nos ha amasado y que nos ama mucho más de lo que una madre puede amar a su hijo, nos ha dicho, Él que no miente, que no rechazaría al que venga a Él.
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: Dio è Amore osate vivere per amore, Dio è Amore non temete.
De una meditación en Nazaret, 1897
"Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el Espíritu".
Señor Jesús, has muerto y muerto por nosotros...
Si tuviéramos verdaderamente fe en esto, desearíamos morir y morir mártires, desearíamos morir en medio de sufrimientos en vez de temerlos...
Sea cual fuere el motivo por el que nos maten, si recibimos la muerte injusta y cruel como un don bendito de tu mano, si te la agradecemos como una dulce gracia, una imitación feliz de tu fin, si te la ofrecemos como un sacrificio ofrecido de muy buena voluntad, si no nos resistimos para obedecer a tu palabra: "No resistan al mal" y a tu ejemplo: "Se dejó no solo esquilar sino degollar sin quejarse", entonces, sea cual fuere el motivo que tienen para matarnos, moriremos en el puro amor, y nuestra muerte te será un sacrificio de muy agradable olor, y si no es un martirio, en el sentido estricto de la palabra y a los ojos de los hombres, lo será a tus ojos y será una imagen muy perfecta de tu muerte... porque si, en este caso, no hemos ofrecido nuestra sangre por la fe, la habremos ofrecido y entregado, de todo corazón, por tu amor..."
Canto: Dio è Amore osate vivere per amore, Dio è Amore non temete.
Oración de conclusión de la primera parte
Señor Jesús, algunas personas van a ir en procesión a llevar luces junto al icono que representa la amistad entre Tú y nuestro hermano Carlos de Foucauld.
Con esta luz, recibe nuestro deseo de llegar a ser cada día más amigos tuyos.
Por nuestra parte, tenemos confianza en tu palabra que es siempre verdad, hoy como ayer: «Ya no os llamo siervos, sino amigos. »
Procesión para iluminar el icono
Canto: Cristo Jesús, oh fuego que abrasa,
Que las tinieblas en mí no tengan voz.
Cristo Jesús, disipa mis sombras.
Y que en mí sólo hable tu Amor.
(Se canta en distintos idiomas)
II- «VER EN TODO SER HUMANO UN HERMANO»
Animador
Después de haber escuchado a Carlos de Foucauld hablarnos de su amistad con Jesús, vamos ahora oír a algunas personas que nos dirán como se sienten amigas del Hermano Carlos y cómo esta amistad ha marcado sus vidas.
Presentación y testimonios
· de Giovanni (esposo de la Sra. curada milagrosamente por intercesión de Hno. Carlos)
Canto: Jubilate Deo (bis), Alleluia
Canto: Felices los artesanos de paz, porque serán llamados hijos de Dios. (en árabe).
· de una Hermanita de la República Centroafricana
Canto y danza de África
Animador
Vamos a seguir con la lectura de las cartas de Carlos de Foucauld. Para él, una cosa está clara: amar a Jesús es inseparable del amor a los demás.
Para ayudarnos a entrar en este espíritu de fraternidad abierta a todos, en unos momentos de silencio unámonos a todos los hombres y mujeres de la tierra, especialmente los que están hundidos en dificultades de toda clase.
Textos
Carta a Monseñor Caron, Beni-Ahbé.s, 8 de abril de 1905
Soy un viejo pecador que, a raíz de su conversión - hace casi veinte años, - fue atraído con mucha fuerza por Jesús a llevar su vida escondida de Nazaret. Desde entonces, me esfuerzo por imitarlo - aunque muy miserablemente. Pasé varios años en el querido y bendito Nazaret, como sirviente y sacristán del convento de las Clarisas. No dejé ese lugar bendito sino para recibir, hace cinco años, las órdenes Sagradas. Sacerdote libre de la diócesis de Viviers, mis últimos retiros de diaconado y de sacerdocio me mostraron que esta vida de Nazaret, mi vocación, tenía que vivirla no en la Tierra Santa, tan amada, sino en medio de las almas más enfermas, de las ovejas más perdidas, más abandonadas: el divino banquete del que iba a ser ministro, tenía que presentarlo no a los hermanos, a los parientes, a los vecinos ricos, sino a los más cojos, a los más ciegos, a los más pobres, a las almas más abandonadas y que más faltan de sacerdotes. En mi juventud había recorrido Argelia y Marruecos: En Marruecos, tan grande como Francia y con diez millones de habitantes, no hay ningún sacerdote en el interior; en el Sahara argelino, siete u ocho veces mayor que Francia y más poblado de lo que se creía, una docena de misioneros. Como ningún pueblo me parecía más abandonado que estos, solicité y obtuve del Reverendísimo Prefecto Apostólico del Sahara el permiso de establecerme en el Sahara argelino y de llevar allí, en soledad, clausura y silencio, en el trabajo manual y la santa pobreza, solo o con algunos sacerdotes o seglares, hermanos en Jesús, en la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento expuesto, si Dios da algunos hermanos, una vida tan parecida como sea posible a la vida escondida del amado Jesús en Nazaret.
Canto: Per amore, per puro amore (bis) la mía vita alla sequela di Gesú, non una vita dolce
ed onorata se la sua è stata dura e disprezzata.
(Por amor, por puro amor (bis), mi vida siguiendo a Jesús, no una vida fácil
y con honores cuando la suya fue dura y despreciada.)
Carta a Madame de Bondy, Bénii-Abbés, 7 de julio de 1902
Me pidió una descripción de la capilla... la capilla - dedicada al Sagrado Corazón de Jesús - se llama "capilla de la fraternidad del Sagrado Corazón de Jesús", y mi casita se llama "fraternidad del Sagrado Corazón de Jesús"... Quiero acostumbrar a todos los habitantes del lugar, cristianos, musulmanes, judíos e idólatras, a considerarme como su hermano - el hermano universal. Empiezan a llamar la casa "la fraternidad" (la Khaoua en árabe) y esto me da mucho gusto.
Carta al Comandante Lacroix, Béni-Abbés, 20 de enero de 1902
Los habitantes del país son muy buenos con el marabut cristiano; conocen el camino de la "Fraternidad del Sagrado Corazón", la Khaoua, como dicen ellos. Escogí este nombre que indica que soy su hermano y hermano de todos los seres humanos sin excepción ni distinción.
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: Ubi Caritas et Amor, Ubi Caritas Deus ibi est.
Carta a Dom Martin, Beni-Abbés, 7 de febrero de 1902
Una vez dicho esto, y aunque se intente aliviar (a los esclavos) en la medida de lo posible, me parece que el deber no está acabado: y que hay que decir - o hacer que diga quien tiene autoridad para ello - "non licet", no está permitido; "Ay de ustedes hipócritas" que ponen en los sellos y en todas partes "libertad, igualdad, fraternidad, derechos humanos" y que aprietan las cadenas de los esclavos, que condenan a las galeras a los que falsifican sus billetes de banco y permiten que le roben los hijos a sus padres y los vendan públicamente, que castigan el robo de un pollo y permiten el de un hombre (en efecto, casi todos los esclavos de esta zona son niños nacidos libres arrancados violentamente y por sorpresa a sus padres). Además, hay que "amar al prójimo como a sí mismo" y hacer por estas pobres almas "lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros". impedir que ninguno de los que Dios nos ha confiado se pierda, y Él nos conria todas las almas de nuestro territorio. No tenemos que inmiscuirnos en el gobierno temporal, nadie está más convencido de esto que yo, pero "hay que amar ]ajusticia y odiar la iniquidad", y cuando el gobierno temporal comete una grave injusticia contra aquellos que de cierta manera están a nuestro cargo (soy el único sacerdote de la prefectura a 300 km a la redonda), hay que decirlo, porque nosotros representamos en este mundo la justicia y la verdad, y no tenemos el derecho de ser "centinelas dormidos", "perros mudos", "pastores indiferentes".
Carta a Joseph Hours, Assekrem, 3 de mayo de 1912
Estimado señor:
Recibí su carta que me habla de la necesidad que tiene la obra eclesiástica en todas partes, en Francia como en país de misión, de ser reforzada por una obra laica; son cosas muy verdaderas, que yo mismo pienso hace mucho tiempo... Como usted dice, los mundos eclesiástico y laico se ignoran de tal manera que el primero no puede dar nada al otro.
Es cierto que al lado de los sacerdotes, se necesitan Priscilas y Aquilas, que vean a los que el sacerdote no ve, que penetren donde no puede penetrar, que vayan a los que le huyen, que evangelicen con un contacto bienhechor, con una bondad desbordante sobre todos, un afecto siempre dispuesto a darse, un buen ejemplo que atraiga a los que dan la espalda al sacerdote y le son hostiles por principio. [...]
La caridad, que es el fundamento de la religión ("el primer deber es amar a Dios, el segundo, semejante al primero, es amar al prójimo como a sí mismo"), obliga a todo cristiano a amar al prójimo, es decir a todo ser humano, como a sí mismo, y por consiguiente a hacer de la salvación del prójimo, como de su propia salvación, el asunto más importante de su vida. Todo cristiano debe pues ser apóstol: no es un consejo, es un mandamiento, el mandamiento de la caridad.
Ser apóstol, ¿con qué medios? Con los que Dios pone a su disposición: los sacerdotes tienen superiores que les dicen lo que tienen que hacer. .. Los laicos deben ser apóstoles de todos los que pueden alcanzar: en primer lugar de sus parientes y amigos, pero no solo de ellos, la caridad no tiene nada de estrecho, abraza a todos los que abraza el Corazón de Jesús.
¿Con qué medios? Con los mejores, teniendo en cuenta aquellos a quienes se dirigen: con todos aquellos con quienes tienen relación, sin excepción, con la bondad, la ternura, el afecto fraterno, el ejemplo de la virtud, con la bondad y la dulzura siempre atractivas y tan cristianas; con algunos sin decirles nunca una palabra de Dios ni de la religión, teniendo paciencia como la tiene Dios, siendo bueno como Dios es bueno, amando, siendo un tierno hermano y rezando; con otros, hablándoles de Dios en la medida en que lo pueden soportar; cuando empiezan a pensar en buscar la verdad por el estudio de la religión, poniéndoles en contacto con un sacerdote muy bien escogido y capaz de hacerles el bien... Sobre todo, ver en todo ser humano un hermano.
Canto: Ubi Caritas et Amor, Ubi Caritas Deus ibi est.
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: Ubi Caritas et Amor, Ubi Caritas Deus ibi est.
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Canto: Per amore, per puro amore (bis) la mía vita alla sequela di Gesú, non una vita dolce
ed onorata se la sua è stata dura e disprezzata.
Carta a Louis Massignon, Tamanrasset, 1 de Agosto de 1916
Piense mucho en los demás, rece mucho por los demás. Dedicarse a la salvación del prójimo con los medios que están en su poder, oración, bondad, ejemplo, etc... es el mejor media para probar al Esposo divino que lo ama: "Todo lo que hacen a uno de estos pequeños, a mí me lo hacen"... La limosna material que damos a un pobre, la damos al creador del Universo, e! bien que hacemos al alma de un pecador, lo hacemos a la pureza increada... Dios quiso que fuera así para dar a esta caridad hacia el prójimo de la que hizo el segundo deber "semejante al primero", una verdadera similitud con el primero del amor a Dios... Creo que no hay una palabra del Evangelio que me haya causado una impresión más profunda y transformado más mi vida que esta: "Todo lo que hacen a uno de estos pequeños, es a mí que lo hacen". Si pensamos que estas palabras son de la Verdad increada, de la boca que dijo: "Esto es mi cuerpo... esta es mi sangre", con qué fuerza somos llevados a buscar y a amar a Jesús en estos "pequeños", estos pecadores, estos pobres, dirigiendo todos los medios materiales que tengamos hacia el alivio de las miserias temporales...
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Oración de conclusión de la segunda parte
Dios nuestro Padre, tu nos creaste "a tu imagen y semejanza", y quisiste que Jesús, tu Hijo, fuera el primogénito de una multitud de hermanos y hermanas.
Para manifestar la fraternidad que nos une y que queremos construir, vamos ahora a compartir el pan entre nosotros. El pan, es el signo de la acogida y del compartir; es también la expresión de las necesidades esenciales de la vida.
Ayúdanos y confórtanos cuando queremos comprometernos a construir un mundo justo y fraterno.
III- «CUANTO MÁS ME AMAN, MEJOR REZAN»
Animador
Ahora vamos a entrar en la última parte de nuestra vigilia, durante la cual vamos a escuchar al hermano Carlos hablándonos de la oración.
Cuando oramos, ora todo nuestro ser, el cuerpo, el corazón, el espíritu.
Un amigo Argelino nos va a ofrecer en primer lugar una danza inspirada en el caminar por el desierto. Dejemos que la belleza abra nuestro corazón a la presencia del Señor que camina con nosotros.
DANZA
Animador
Carlos de Foucauld alimentó su oración en la mesa del Evangelio y de la Eucaristía: allí encuentra a Jesús, Jesús que nos invita, nos hace crecer y nos envía a nuestros hermanos y hermanas. Escuchemos al hermano Carlos.
Textos
En esta meditación escrita durante su retiro en Efrén en 1898, el hermano Carlos hace hablar a Jesús:
...Hijos míos: en la oración lo que quiero de ustedes es amor, amor, amor.
Además del tiempo que deben consagrar cada día únicamente a la oración, deben, durante el resto del día, elevar lo más frecuentemente posible el alma hacia Mí; según cuales sean sus ocupaciones, pueden, al entregarse a ellas, pensar constantemente -en Mí, como sucede en ciertos trabajos puramente manuales, o levantar los ojos hacia Mí sólo de vez en cuando; por lo menos, que sea lo más a menudo posible. Sería muy agradable y muy justo poder contemplarme sin cesar... no perderme nunca de vista; pero esto no es posible en este mundo a los hombres comunes, no podrán realizarlo sino en el cielo. Lo que pueden y deben hacer es, durante el tiempo que emplean en ocupaciones que no sean la oración, levantar los ojos del alma hacia Mí, tan a menudo y tan amorosamente como puedan, y, mientras trabajen, tener mi pensamiento tan presente al espíritu como les sea posible, según el tipo de trabajo... De esta manera, rezarán sin cesar, continuamente, tanto cuanto es posible a pobres mortales.
Rezar, ya ven, es sobre todo pensar en Mí, amándome... cuanto más me ames, más rezas... La oración es la atención del alma amorosamente fija en Mí: cuanto más amorosa sea la atención, mejor es la oración.
Canto: In te confido Signor,Tu sei la gioia del mio cuor.
(En ti confío Señor, Tú eres la alegría de mi corazón.)
Diario de viaje por el Hoggar, 26 de abril de 1904
En cuanto al recogimiento, es el amor el que debe recogerte interiormente en mí, y no el alejamiento de mis hijos. Mírame en ellos; y como yo en Nazaret, vive cerca de ellos, perdido en Dios.
(El texto resaltado se repite en distintos idiomas)
Canto: In te confido Signor,Tu sei la gioia del mio cuor.
Texto sacado de las notas de su retiro en Nazaret, 1897.
Creador mío, Padre mío, Amado mío, Tú que estas aquí, a tres metros de mí, bajo la apariencia de esta Hostia, eres la belleza suprema; toda belleza creada, belleza de la naturaleza, del cielo al anochecer, del mar liso como un espejo bajo un cielo azul, de los bosques sombríos, de tos jardines floridos, de las montañas, de los grandes horizontes, de los desiertos, de las nieves y los glaciares, belleza de un alma hermosa que se refleja en un rostro hermoso, belleza de una buena acción, de una bella vida, de un alma grande, todas estas bellezas no son más que un pálido reflejo de la Tuya, Dios mío. Todo lo que ha encantado mis ojos en este mundo, no es más que el más pobre, el más humilde reflejo de tu belleza infinita... [...]
Dios mío, dígnate darme este sentimiento continuo de tu presencia, de tu presencia en mí y alrededor de mí... y, al mismo tiempo, este amor respetuoso que se siente en presencia de quien se ama apasionadamente, y que hace que se esté delante de la persona amada sin poder separar de ella los ojos, con un gran deseo y la voluntad de hacer todo lo que le gusta, todo lo que es bueno para ella, y un gran temor de hacer, decir o pensar algo que le disguste o le haga daño... En Tí, para Tí y por Ti. Amen.
Canto: Aimer comme Lui nous a aimés - Amar como Él nos amó
Himno escrito por el hermano David, monje benedictino de En Calcat, y sobrino nieto de Carlos de Foucauld.
Animador
Para terminar este encuentro de escucha y de oración con el hermano Carlos, vamos a decir juntos la oración de abandono. No olvidemos que, para Carlos de Foucauld, se trata en primer lugar de la oración de Jesús que entrega todo su amor al Padre sobre la cruz: « Padre, entre tus manos entrego mi espíritu."
Digamos esta oración unidos con todas y todos los que viven en este momento tiempos de prueba: las y los que están enfermos, las víctimas de catástrofes naturales, aquellos y aquellas que viven separaciones o que sufren por la soledad, las y los que están aplastados por la guerra, la miseria, el hambre, frutos de la injusticia. "Ver en todo ser humano a un hermano por el que tenemos que estar dispuestos a dar nuestra vida" decía el hermano Carlos.
Cada uno puede rezar la oración de abandono en su propio idioma.
Oración de conclusión de la tercera parte
Espíritu Santo, Espíritu de amor, nos has reunido esta tarde en torno a Carlos de Foucauld y él nos ha hecho compartir su amor por Jesús, su "Muy amado Hermano y Señor ».
Ven a nosotros para animar nuestras vidas. Abre nuestros corazones a la presencia de Jesús en medio nuestro, para que con él, unidos a toda la humanidad, podamos volvernos hacia el Padre que ama a todos sus hijos de la tierra.
Y que el Dios clemente y misericordioso, Amigo de los hombres, nos bendiga y nos guarde, él que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Canto: Dio è Amore osate vivere per amore. Dio è Amore non temete.