Vivir el Evangelio y celebrarlo en la Eucaristía
Compartió la vida y se entregó como Jesús Eucaristía para dar vida.
Carlos acoge la buena noticia de que somos hijos de Dios y hermanos. La medita constantemente y quiere gritarla con su vida, especialmente con su amistad y bondad. La gente también le muestra amor, él lo agradece, celebra y adora en la eucaristía, sacramento de esa entrega que le da fuerzas y le invita a su vez a entregarse y amar a todos especialmente a los más pobres y abandonados. |
Convertirse en pan, dejar que el corazón se rompa y entregue en el amor de cada día
(…) en mi dedicación a los marginados y menos queridos comulgo por el Amor gratuito de Dios, que tiene sus preferencias en los últimos de este mundo, y me convierto yo también, con mi entera existencia en pan de acción de Gracias para todos mis hermanos hambrientos y sedientos de vida y de amor. Si, los pobres son mi Eucaristía.
El pan que se parte y reparte como comida del mundo, es el símbolo y acicate del corazón creyente que se rompe y entrega en el amor de cada día a los hermanos que lo necesitan, que tienen hambre de salvación. El realismo eucarístico de Carlos de Foucauld, hijo de la asidua contemplación del misterio, unido a su extrema sensibilidad hacia las necesidades de los pobres, le llevó a unir, con plenitud de sentido, la parábola del banquete del Reino (Lc. 14,15-24) con la eficacia sacramental de la Eucaristía. Presentar el Banquete Eucarístico, no a los vecinos ricos, sino a los cojos a los ciegos, a los abandonados de los poderes de este mundo.
Antonio Lopez Baeza, Realismo eucarístico de Carlos de Foucauld
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